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Un día a la vez

Un día a la vez

Por Alin González

Instagram @alingomx





Ayer tuve la oportunidad de convivir con muchas mujeres como yo, pude darme cuenta que somos muchas por ahí , en secreto, lidiando con una enfermedad que es incurable y si no se detiene a tiempo es progresiva y  mortal, además si descubrimos como mujeres que la tenemos, nos da pavor decirle a la gente que amamos, que estamos enfermas, pues además es una enfermedad que nos estigmatiza en esta sociedad tan machista y misógina.

Escuché muchos testimonios que me hicieron recordar el día que acepté de una vez por todas que yo estoy enferma, que debía detenerme porque ese día, sentí con desesperación que si no lo hacía iba a perder todo, trabajo, familia, hijos, y hasta la vida, pues me puse en riesgo como muchas otras veces y ese día ya no pude más. No pude enfrentar  los ojos de mis hijos viendo a su mamá fuera de sí , dejándolos encargados mientras me decían que no me fuera, a mi no me importaba nada en ese momento, como en otros en donde estuviera involucrado el alcohol, la culpa no me dejó tranquila al dia siguiente y esos dos rostros rotos me taladraban el alma, así que , pedí ayuda, no podía más.

Me moría de miedo, no sabía que iba a ser de mi vida si aceptaba que tengo una incapacidad física de tomar alcohol, no sabía que iba a ser de mi vida sin él, no sabía que iba a pasar al  declararme  por primera vez ALCOHÓLICA. Muchas veces juzgué a las personas como yo, creyéndome siempre que a mi no me iba a pasar y peor aún , creyendo que mi manera de consumir era normal. Hoy sin juicio, puedo darme cuenta que en México, el alcoholismo es bien visto, es más, no es normal que alguien NO tome, es casi como una afrenta social.


Las estadísticas son alarmantes, repito sin afán de juicio, pero hoy el alcoholismo es la tercera causa de muerte en mujeres, subió un 250% el consumo entre mujeres adolescentes en 6 años ( mujeres entre 12 y 17 años de edad ).

*Más datos en estas ligas*


Lejos de sentir que estaba todo perdido al momento de aceptar mi enfermedad, pude sentir como un peso enorme se me quitaba de encima, pude entender por que a pesar de que me hiciera muchas promesas, no me las podía cumplir, ya no se diga a los demás, ¿por qué si sólo iba a una cena terminaba tan mal ?, ¿por qué si al otro día debía levantarme a trabajar o a algo importante de mis hijos no lograba controlarme ?, ¿por qué si solo era una fiesta infantil yo terminaba tomando sin control y volviendo esa fiesta de cumpleaños en algo más? Durante muchos años en silencio sabía que algo estaba mal en mí, llegué a pensar que de verdad tenía una incapacidad tremenda de ser feliz, que no tenía palabra y que además era una mala persona.






Todo eso se disipó en cuanto me explicaron que lo que pasaba es que tengo una enfermedad que se detona a través del alcohol y que me despierta una obsesión, que así funciona mi cerebro y que definitivamente debía dejar de beber para ir poco a poco recuperando esa capacidad de vivir y además a aprender a manejar mis emociones. Eso me confundía porque yo asociaba el alcoholismo con tristeza, abandono, acabar en la calle durmiendo con un zarape encima y rodeada de perros, que el alcoholismo era para personas de escasos recursos y solas, jamás me iba a imaginar que a alguien como yo le podía suceder. Con el paso del tiempo pude ir descubriendo que el alcohol tenía que ver en todos los aspectos de mi vida, cuando estaba feliz, triste, sola o acompañada, no importaba, el caso era que lo necesitaba porque no sabía manejar lo que sentía.

Recuerdo que la primera vez que fui a  la playa luego de unos meses de sobriedad, me senté , vi el mar, metí las manos en la arena y sentí una alegría tal que comencé a llorar, las lágrimas rodaban por mis mejillas mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro, era felicidad, ahí por primera vez en mucho tiempo, desde que era niña, la  volvía a sentir, sin filtros ni aderezos, pura felicidad.


La parte más difícil al principio fue aceptar que nunca mas en mi vida iba a poder volver a beber, nada, ni una sola gota de alcohol, porque además ya estaba más que comprobado, luego de muchos intentos de controlarlo que me era imposible, la razón es esa compulsión que se detona por ese primer trago, así que me preguntaba ¿ cómo le voy a hacer en las bodas, en las fiestas, en la graduación de mis hijos, en mis cumpleaños? ¡Carajo! ahora  ¿cómo me voy a divertir ? Y ahí vino la fórmula mágica: SOLO POR HOY, UN DÍA A LA VEZ.

He aprendido a vivir la vida un día a la vez, sin hacerme muchas expectativas de nada, hoy se que no voy a beber, así como hoy se que debo pararme a trabajar, hoy debo cuidar a mis hijos, hoy debo vivir el día de la mejor manera posible, hoy debo trabajar en mi crecimiento personal, hoy quiero hacer ejercicio y comer bien, hoy amo intensamente…mañana no se, mañana aún no existe.


Gracias a esta derrota y aceptación, pude ver otras cosas en mi y una de ellas fue que era necesario que yo hiciera las paces con mi parte femenina , de esa que renegaba tanto y que debía amarme sobre todos y sobre todas las cosas, que sin eso no podría enfrentar mi condición así que me puse manos a la obra y les puedo decir con orgullo : SER YO ESTÁ BIEN, PERFECTAMENTE IMPERFECTA

Hoy soy una mamá presente, dedicada y amorosa, resiliente, una mujer que cumple su palabra, que cambió las desveladas y las crudas por los amaneceres más hermosos en las montañas, que prefiere quedarse en casa en santa paz, que sale y se divierte sin necesidad de beber, que se divierte más que nunca, que llora de todo y de nada, que ya sabe a qué sabe la alegría, la tristeza, el miedo, que ya no se pone máscaras, que se liberó.



Si crees que algo similar te sucede pero te da pena decirlo o no lo tienes claro pero sabes que algo no anda bien, pide ayuda, acércate a un grupo de autoayuda, acércate a un terapeuta, acércate a tu mejor amiga o a tu familia, puedes mejorar tu vida y no solo eso, vas a salvar tu vida.

Yo me acerqué a alguien que no dudó ni un segundo en ayudarme, que al segundo estaba ahí, tendiéndome la mano, alguien a quien al día de hoy estoy eternamente agradecida.

Ya son algunos años  de esta vida en sobriedad, no ha sido fácil pero de algo si estoy segura: «Hoy sé que con esto me voy a morir , pero hoy sé que de esto no me voy a morir».





*Más información en el siguiente link*


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